Placenta accreta: síntomas, causas y tratamiento

La placenta accreta es una afección en la que la placenta crece demasiado profundamente en la pared uterina. Esta condición es uno de los problemas del embarazo. cuales grave porque puede causar sangrado severo ydaño al útero.

La placenta es un órgano que se forma en el útero durante el embarazo. Este órgano funciona como distribuidor de oxígeno y nutrientes de la madre al feto. Después de que una madre da a luz, una placenta normal generalmente se separa de la pared uterina.

En pacientes con placenta accreta, parte o toda la placenta permanece firmemente adherida a la pared uterina porque crece demasiado. Esto puede causar un sangrado abundante después del parto.

Razón Placenta acreta

Se desconoce la causa exacta de la placenta accreta. Sin embargo, se cree que esta afección está relacionada con afecciones anormales de la pared uterina, como el tejido cicatricial que se forma después de una cesárea u otra cirugía uterina.

Factores de riesgo de placenta accreta

La placenta accreta puede ocurrir en cualquier mujer embarazada. Sin embargo, hay una serie de factores que pueden aumentar el riesgo de que una mujer desarrolle placenta accreta, que incluyen:

  • Ha tenido una cesárea u otra cirugía uterina, como una cirugía de fibromas
  • Mayores de 35 años
  • Tener la posición de la placenta en la parte inferior del útero durante el embarazo.
  • Sufrir de placenta previa (la placenta cubre parte o todo el canal del parto)
  • Quedar embarazada mediante un procedimiento de FIV

Los síntomas de la placenta acreta

Durante el embarazo, la placenta accreta generalmente no causa síntomas ni signos que se puedan ver a simple vista. Sin embargo, si ocurre simultáneamente con la placenta previa, el sangrado de la vagina puede ocurrir entre la semana 28 y la 40 de embarazo (tercer trimestre).

Cuando ir al doctor

Aunque generalmente es asintomática, la placenta accreta se puede detectar en un examen de ultrasonido durante las consultas de embarazo. Por lo tanto, consulte con el médico con regularidad para que siempre se controle el estado de su embarazo.

Si tiene riesgo de placenta accreta, hable con su médico sobre la posibilidad de placenta accreta.

Vaya a la sala de emergencias del hospital de inmediato si experimenta sangrado vaginal durante el embarazo. El sangrado de la vagina puede ser un signo de placenta accreta.

Diagnóstico de placenta acreta

El médico le preguntará sobre los síntomas y el historial médico del paciente. Después de eso, el médico realizará exámenes de apoyo, como una ecografía del embarazo o una resonancia magnética del útero. Este examen es necesario para determinar la ubicación del útero y la profundidad a la que se implanta la placenta en el útero.

La gravedad de la condición de la unión de la placenta a la pared uterina se puede dividir en tres, a saber:

  • Placenta accreta, que es una afección en la que la placenta crece demasiado profundamente en la pared uterina.
  • Placenta increta, que es una afección en la que la placenta crece hasta llegar al músculo uterino.
  • Placenta percreta, que es una afección en la que la placenta crece para penetrar toda la pared del útero y se adhiere a otros órganos, como la vejiga.

Lápizilusionesuna placenta de acreta

En placenta accreta que no causa molestias a las mujeres embarazadas, el médico observará periódicamente el estado del embarazo. El médico también planificará el momento del parto y hará varios preparativos para garantizar un parto seguro.

Mientras tanto, si la paciente experimenta sangrado en el tercer trimestre, el médico le aconsejará que descanse por completo y se someta a tratamiento en el hospital.

El parto en pacientes con placenta accreta se realizó por cesárea. Hay dos opciones que pueden realizar los médicos, a saber, cesárea con histerectomía y cesárea con preservación del útero.

Cesárea con histerectomía

La cesárea seguida de histerectomía es la opción más segura para la placenta accreta, especialmente si se ha producido placenta increta o percreta.

Una histerectomía es la extirpación del útero (con la placenta aún en el útero). Al extirpar el útero y la placenta, se puede prevenir el sangrado abundante debido al acto de separar la placenta de la pared uterina. Sin embargo, la paciente no pudo volver a quedar embarazada después de someterse a este procedimiento.

Cesárea con preservación del útero

Para las pacientes que aún desean tener hijos o cuya condición de placenta accreta no es demasiado grave, los médicos pueden programar una cesárea para mantener la presencia del útero.

Esta técnica implica dejar la placenta en el útero y esperar a que la placenta se desprenda por sí sola (generalmente en 4 semanas) o se fusione con la pared uterina (generalmente en 9 a 12 meses). Otra técnica consiste en extirpar parte del útero que está firmemente adherida a la placenta.

Tenga en cuenta que esta técnica quirúrgica tiene un alto riesgo de causar complicaciones graves, como sangrado abundante o infección que puede provocar sepsis. Si ocurren estas complicaciones, aún se realizará una histerectomía.

Complicaciones de la placenta acreta

Generalmente, las complicaciones de la placenta acreta ocurren después de la cirugía. Algunas de estas complicaciones son:

  • Sangrado abundante después del parto, que puede causar daño a los órganos, como síndrome de distrés respiratorio agudo o insuficiencia renal, y puede ser potencialmente mortal
  • Parto prematuro, si la placenta accreta causa sangrado antes del parto
  • Daño al útero u órganos circundantes

Para las pacientes que retienen la presencia del útero, pueden ocurrir complicaciones en embarazos posteriores, como aborto espontáneo y recurrencia de placenta accreta. Mientras tanto, las complicaciones que pueden ocurrir en pacientes sometidas a cesárea con histerectomía incluyen:

  • Infección de la herida quirúrgica
  • Reacciones alérgicas a los anestésicos.
  • Coagulación de la sangre

Prevención de la placenta acreta

La placenta accreta es difícil de prevenir, pero se puede reducir el riesgo de complicaciones por la afección. El truco consiste en consultar a un ginecólogo de forma regular, para que siempre se controle el estado del útero y el desarrollo del embarazo.


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